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Mabel Machado • La Habana
Fotos: La Jiribilla
Cuba fue hoy, desde su capital más occidental hasta el punto más cercano al Paso de los Vientos, camino para un inmenso desfile de pueblo. “Unidos por la patria y el deber” los cubanos marcharon en celebración del Día Internacional de los Trabajadores y en respaldo a la Revolución que en 1959 comenzara a dignificarles la libertad sobre su suelo. La Plaza de la Revolución habanera acogió a miles de pasantes que durante dos horas colmaron de algarabía el espacio frente a la tribuna, desde donde saludaba el presidente Raúl Castro. En el sitio en el cual en incontables ocasiones el pueblo acudió en masa a escuchar a Fidel, a defender las conquistas alcanzadas tras la victoria de los barbudos, y donde también con las manos juntas despidiera para siempre a los comandantes Almeida y Che, se agitaron cientos de banderas tricolores, se gritó más de una vez: “!Viva Cuba!”.
Pero si bien el Primero de Mayo para los estudiantes, los campesinos, y los obreros, es una fiesta en la Isla desde hace más de medio siglo, también es cierto que cada vez que se camina por la Plaza en acto masivo, Cuba tiene algún reclamo que hacerle al mundo. En el 2010, mientras permanecen en pie las demandas de justicia para los Cinco cubanos presos en EE.UU. y de cese del bloqueo económico y financiero también por parte de ese país, la Revolución enfrenta una nueva agresión imperialista cuyo soporte son los grandes medios de comunicación.
La campaña mediática y las actitudes injerencistas, alentadas fundamentalmente desde el Parlamento Europeo y la derecha norteamericana, fueron repudiadas por los manifestantes en La Habana, en cuya representació n se pronunció el presidente de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Salvador Valdés Mesa. El dirigente señaló que millones de trabajadores y sus familiares reafirman su decisión de defender la patria y construir el socialismo “como la más enérgica y firme respuesta a los que desde los centros de poder (…), secundados por grupúsculos mercenarios, intentan desacreditarnos con falaces calumnias, fruto de su odio ancestral”.
La réplica del pueblo, vestido en su mayoría con el rojo, blanco y azul de la enseña nacional, quedó plasmada en pancartas de todo tipo que rezaban “No a la guerra mediática”, “Por la unidad de nuestro pueblo contra la mentira imperialista” o “Viva la verdad”. La frase “Si el cielo se nubla de aviones pelearemos donde sea y como sea. Sepan los enemigos que sabremos parapetarnos” , podía leerse con letras blancas sobre cajas de cartón. El pronunciamiento de hombres y mujeres quedaba reflejado en peculiares consignas y carteles (“Obama, en Cuba sobran derechos humanos. Tranquilo, hombre métase en su cama. ¡Okey!”), en los tractores, cascos, palas, maquetas de edificios, tabacos, frascos de medicamentos, batas de médico, cámaras, libros y mochilas gigantes.
Los intelectuales y artistas junto a los deportistas, trabajadores de la gastronomía, científicos, médicos, bailarines, actores, titiriteros y muñecones del carnaval, avanzaron en comparsa de ¡Vivas! y ¡Sí se puede! como estribillos. La marcha del Primero de Mayo, iniciada por los jóvenes y con jóvenes también en la retaguardia, cuyo éxito habían preludiado ya las elecciones del Poder Popular el pasado 25 de junio, evidencia la decisión de avanzar en el proceso de reordenamiento económico del país, que como expresara Valdés Mesa constituye “tarea vital para preservar nuestro sistema social”. El presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, Miguel Barnet, valoró “este desfile tan contundente” como una manifestación “incuestionable” de un pueblo que “cuando lo tocan, reacciona compacto, firme, cohesionado y siempre hacia adelante”.
El acto en la Plaza de la Revolución, que vieron consternados más de mil sindicalistas de otros países desde la tribuna, no pudo haberse resumido mejor que con lo escrito por un periodista en la red social Twitter, después de que las palomas sobrevolaran aquel espacio: “es una muestra de que la gente cree en Cuba”. A solo 35 minutos de comenzada la marcha un uruguayo entre los 80 de una delegación de solidaridad, decía a su cámara “ustedes no tienen idea de lo que representa esta cantidad de gente”. La Isla, jamás sola, caminó pintada de Patria, de paz y de risa, como apuntaban los carteles de los payasos y actores del circo.
Casi al mismo tiempo, en los EE.UU. los inmigrantes protestaron contra la ley de Arizona; manifestantes griegos tuvieron que enfrentar a la policía mientras se pronunciaban contra las reducciones de salarios exigidas por el FMI; alrededor de medio centenar de alemanes fueron arrestados en Berlín y Hamburgo tras choques con los agentes del orden; los iraquíes denunciaron el desempleo, los franceses, la reforma del sistema de jubilaciones propuesta por el gobierno. |
"Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad... Haga circular esta información".
Rodolfo Walsh
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